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La lectura compartida y los objetos evocativos

¿Te has fijado que hay cosas que queremos mucho, mientras que otras nos resultan indiferentes? Se puede tratar de un libro que tenemos siempre en el velador, una taza que ocupamos cotidianamente, un chaleco que guardamos cada verano para seguir usando el próximo invierno, nuestro teléfono o computador personal, el que llevamos para todos lados. O un par de zapatos que son definitivamente nuestros regalones. O tal vez es un cuadro, una olla, una fuente o tijeras que nos han acompañado gran parte de nuestra vida y nos aseguramos de embalar cuidadosamente cada vez que nos mudamos de casa.

¿Qué son los objetos evocativos?

La filósofa estadounidense Sherry Turkle define en su libro ‘Objetos evocativos: cosas con las que pensamos’ publicado en 2007 este tipo de objetos con los cuales desarrollamos un apego especial. Pero aunque cualquier objeto puede llegar a ser evocativo, no todos los objetos lo son, ya que es sólo una minoría de cosas las que entran en esta categoría de ‘preferidos’ o ‘especiales’. Y es que los objetos evocativos de nuestra vida ayudan a definir quiénes somos y aquellas cosas que valoramos. Además, expanden nuestra capacidad para disfrutar, influyen nuestra experiencia estética y el juego creativo que necesitamos para mantener la cordura a lo largo de la vida.

Según Turkle, a través de los objetos evocativos aprendemos dos cosas esenciales: que los objetos y sujetos del mundo pueden ser amados; y que a pesar de nuestra rabia o intento de destrucción, ellos permanecen inalterados. Para la filósofa norteamericana los objetos evocativos son poderosos porque nos permiten pensar y anclan nuestros afectos y emociones. Estos objetos entonces hacen florecer ideas y pueblan nuestra memoria. Contienen nuestras emociones y estimulan nuestra creativida.

Identificar los objetos evocativos

Lo interesante de los objetos evocativos, es que podemos identificarlos en la lectura, aprendiendo a reconocerlos y cuidarlos en nuestra propia vida. Al comparar nuestros propios objetos evocativos con aquéllos a los cuales los personajes se apegan, podemos identificar nuevos objetos evocativos y desarrollar así nuestro autoconocimiento y el vínculo con los demás. Al leer sobre personajes que pierden sus objetos especiales y las peripecias que hacen para recuperarlos, podremos empatizar mejor con nuestros hijos cuando pierden o extravían un objeto querido. Así la lectura nos permite ejercitar el apego y la capacidad de cuidado hacia las cosas y personas que nos rodean.

Escribir nuestra propia lista de objetos evocativos

Puedes hacer con tus hijos tu propia lista de objetos evocativos, agregando aquellos objetos que fueron importantes desde nuestra infancia y que han influido en nuestras vidas. Pueden compartir anécdotas sobre estos objetos, describir quién nos lo dio o cómo llegamos a poseerlos. Todo esto nos ayudará a compartir datos biográficos y a conocernos mejor. Puedes ayudar a tus hijos planeando el contenido de sus listas a partir de algunas preguntas, como: ¿Qué objetos vas a incluir? ¿Cuáles vas a dejar afuera? ¿Qué es lo especial de esos objetos? ¿Por qué los prefieres? ¿Desde cuándo pasaron a formar parte de tus tesoros?

En resumen, les invitamos a llevar a cabo actividades a partir de la lectura compartida poniendo especial atención en los objetos evocativos. Al leer ‘Yo tenía 10 chupetes’ y ‘La señora enrropada’ podemos conversar sobre los objetos que nos rodean y lo que nos muestran de nosotros mismos.

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